El mal funcionamiento de nuestro sistema inmunológico puede provocar problemas como alergias, asma y enfermedades autoinmunes. Si tiene una enfermedad autoinmune, su sistema inmunitario ataca por error a las células sanas de su cuerpo. Otros problemas del sistema inmunitario ocurren cuando no funciona bien provocando enfermedades por inmunodeficiencia.
Algunas de las señales que pueden indicarnos que nuestro sistema inmunológico está débil son las siguientes: tener resfríos y gripe muy a menudo, sufrir dolores de cabeza constantes y mareos, pasar episodios de diarrea, sufrir infecciones urinarias frecuentes, oído, riñón o estómago, tener las encías siempre inflamadas, inflamación de órganos internos como páncreas, hígado o bazo. También son indicadores otros síntomas como dolor muscular y articular sin razón aparente, sentirse cansados y agotados (no solo al hacer esfuerzos, sino a primera hora de la mañana), tener moretones, heridas o rozaduras que tardan en curarse y tomar un antibiótico recetado durante varios días sin señales de mejora es también un indicador a tener en cuenta.
El estrés, la ansiedad, un estado emocional negativo o depresivo o la falta de sueño pueden debilitar las defensas de nuestro organismo, aumentando la susceptibilidad a enfermedades inflamatorias e infecciones.
Otro factor que altera el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunitario es la acumulación de toxinas, provenientes del medio ambiente como la contaminación y del consumo de tabaco y alcohol, en el intestino, pieza clave del sistema inmunitario, lo que nos hace más propensos a sufrir infecciones y manifestaciones atópicas, como el asma o el eccema.
No llevar una buena alimentación y una vida sana perjudica nuestras defensas dado que lo que comemos afecta directamente al mantenimiento del sistema inmunitario. Un déficit, pero también un exceso de nutrientes como vitaminas, hierro, minerales pueden afectar al correcto funcionamiento de éste.
Los complementos alimenticios actúan desde el primer día incrementando las defensas del organismo frente a agresiones externas (patógenos, factores ambientales) que pueden provocar un desequilibrio en las vías respiratorias y el sistema inmunitario.